Cuando comúnmente se habla de depresión, generalmente solemos pensar en un estado de tristeza que se alarga en el tiempo. Esto no es del todo correcto, puesto que la depresión es algo más que esta tristeza.
Las personas que sufren de un trastorno depresivo, sienten como su seguridad se ve amenazada, se ven incapaces de enfrentarse a sus problemas, así como creen que los demás no están en condiciones de ayudarle. Además la depresión invade todos los ámbitos de sus vidas, la emocional, la cognitiva, la fisiológica, la conductual y la social.
Pautas a tener en cuenta para detectar la depresión
La persona deprimida y su afecto:
La persona deprimida experimenta un estado de ánimo bajo. Estas personas lo suelen describir como tristeza, “falta de algo”, sensación de vacío, melancolía, desesperación, aunque también pueden llegar a encolerizarse y estar más sensibles.
Las personas que tienen depresión suelen perder el interés que tienen por la vida, la vida deja de motivarles. Así, disminuyen sus actividades favoritas, y es probable que sientan menos placer cuando las llevan a cabo, llegando, cuando la depresión es más fuerte, incluso a la indiferencia por las mismas.
La persona deprimida y su pensamiento:
La persona deprimida está preocupada consigo misma y con sus dificultades, se lamenta de su mala suerte, y del efecto de esta sobre su vida. Cavila sobre su pasado, sobre sucesos que no ha sido capaz de resolver, que suelen venir acompañados de culpa, así como de remordimientos. Sus vidas se vuelven grises, incluso negras, y ello le hace difícil recordar alegrías o acontecimientos del pasado.
A ello se le suma, que sus pensamientos están disminuidos en cantidad, y aunque puedan responder, suelen hacerlo con poca iniciativa o espontaneidad, o con una mayor lentitud de lo normal.
La persona deprimida y su conducta:
Puede suceder que la conducta de la persona que tiene depresión suela caracterizarse de mayor lentitud. Así, sus movimientos y sus respuestas requerirán más tiempo, entre otras cosas por esa falta de iniciativa de la que hablábamos.
Con respecto a esto último, cuando no tienen a nadie a su alrededor que les incite a realizar alguna actividad, con probabilidad tenderán a retraerse, dedicando sus esfuerzos a actividades que implican aislamiento y pasividad.
La persona deprimida y su estado físico:
Los síntomas físicos más característicos suelen comprender el insomnio, el cansancio, la pérdida de apetito, el estreñimiento, perdida de líbido, cefalea, dolor de cuello, de espalda u otros dolores y molestias, así como sequedad en la boca y gusto desagradable.
La persona deprimida y los demás:
La persona deprimida anhela el cariño de los demás, pero el sentimiento de no ser capaz de corresponder siempre,hace que se aíslen, se sientan incapaces de buscar a los demás, o buscar activamente amigos y compañeros, para terminar provocando su alejamiento.
Se vuelven extremadamente sensibles al rechazo de los demás, y en ocasiones esto puede ocasionar esfuerzos exagerados por conquistar el favor de sus conocidos, lo que se vuelve contra ellos mismos.
Además, suele anticiparse como una carga para los demás, sufriendo en su silencio, sufriendo por no responder ante las peticiones de su familia y amistades de animarse, lo que les hace sentirse más desvalidos si cabe.
La depresión no es sólo tristeza. Con la depresión nuestro mundo cambia, y en él ahora hay también sufrimiento, incapacidad, fatiga, desgana, aislamiento, soledad, vacío, incomprensión, indiferencia, desmotivación, melancolía.
Si en tu vida diaria sospechas o sufres cualquier síntoma similar por favor ponte en contacto con nuestros especialistas en Psicología clínica, no lo dudes a tiempo todo tiene solución!!