Imagína que has tenido un día intenso en el trabajo. Mentalmente tienes cierta sensación de saturación, y notas que tu cuerpo está tenso, y además sientes un leve dolor de cabeza. Después de cenar y reposar en el sofá viendo tu programa favorito, te vas a acostar. Pero tardas más de lo habitual en conciliar el sueño, te despiertas en varias ocasiones, y una de ellas aprovechas para ir al servicio y beber un vaso de agua. Y consigues dormir finalmente.
Los primeros síntomas después de una noche sin el descanso correspondiente
Al día siguiente te encuentras cansado, y para sobrellevar la jornada tomas algo más de café de lo habitual. Te cuesta seguir el ritmo en el trabajo y te apetece llegar a casa para descansar. Una vez en casa, te tomas un baño relajante, cenas algo y te acuestas. Pero notas que tu cuerpo está tenso, y que sientes que necesitas dormir, pero el sueño no viene. Y por mucho que lo intentamos, cambiando de postura e intentando conciliar el sueño, no nos quedamos dormidos, y damos más y más vueltas en cama.
Al día siguiente, notamos una mayor sensación de pesadez, no hemos descansado apenas, y pensamos que hoy será un día complicado....
La alteración de nuestro sueño y que reduce la calidad del mismo, tanto por dificultades en su inicio como en su mantenimiento experimentando despertares frecuentes, es lo que solemos llamar insomnio.
En general, se tarda media hora en conciliar el sueño tras acostarse por la noche, y se requieren de cuatro a diez horas para sentirse despierto y descansado. Cuando alguien padece de insomnio, a pesar de una duración apropiada el sujeto no siente que el sueño haya sido reparador.
Causas que provocan que no descansemos correctamente
Son muchas las circunstancias que pueden hacer que padezcamos de insomnio.
- Ambiente: como por ejemplo el excesivo calor, frío, ruido o luz, los movimientos constantes o ronquidos del compañero de cama o la necesidad de estar en alerta continua, como por ejemplo al estar al cuidado de una persona dependiente como una persona mayor o un bebé.
- Situaciones estresantes como la muerte de un ser allegado, problemas laborales como la presión de nuestro jefe o un cambio de puesto u ocupación, así como situaciones con las que experimentamos emociones positivas intensas como un ascenso laboral o cualquier otro tipo de éxito o logro ansiado desde hacía tiempo.
- Padecer cierto tipo de enfermedades incrementa la probabilidad de ocurrencia de insomnio. El sentir dolor,la tos, la dificultad respiratoria o el picor, suelen ser síntomas que disminuyen la calidad de nuestro sueño.
Efectos de una mala calidad del sueño
Los efectos de tener una mala calidad del sueño pueden caracterizarse por:
- Fatigabilidad: que afecta a la habilidad cognitiva: percepción, memoria, atención, etc., por ello las tareas en la jornada requieren un mayor esfuerzo, se suelen realizar peor, falta generalmente iniciativa y motivación, y hay mayor propensión a los accidentes.
- Sensación de malestar y tendencia a la irritabilidad ante el menor inconveniente. Así, por ejemplo: el sujeto no tolera los ruidos ni bromas en sus relaciones interpersonales. Por otro lado se muestra predispuesto a sufrir vivencias ansiosas, es decir, es más sensible a experimentar procesos de ansiedad.
- A veces durante el día el insomne centra su mente sobre todo en sus dificultades para dormir. Una vez en la cama, y al no conciliar el sueño, se acentúa su preocupación y desasosiego que todavía dificulta más que durmamos.
- La cama le recuerda los agobios de otras noches, ocasionando poco a poco que nuestro cuerpo aprenda que la cama además de un lugar para el descanso, es un lugar para la “ansiedad”. Es por ello que normalmente, a las personas con problemas de insomnio duermen fácilmente en un sillón ante la televisión, pero despiertan al trasladarse al dormitorio.